Hay conceptos caducados del matrimonio que provocan brechas causando rotura en la convivencia familiar.
La familia de antes era un espacio de seguridad, estabilidad, obediencia, lealtad y procreación.
En el pasado muchas mujeres lo veían como el único recurso para evitar la precariedad económica, para sobrevivir, para procrear y recibir el respeto social, el lugar en le mundo y la visibilidad que se merecían.
Pero desde que la mujer ha accedido al mercado laborar el concepto de matrimonio cambió.
La pareja en el matrimonio hoy en día se orienta al alcance de la felicidad y el amor mutuo, en contraposición a los valores arcaicos de la entrega y el sacrificio.
El deseo de bienestar individual es una variable a tener en cuenta y de suma importancia para la felicidad del sistema familiar.
El matrimonio de hoy ya no se contempla de por vida, o que ha de ser mantenido por encima de todo…ahora la pareja sabe que es una elección personal con el otro en la que diariamente decide seguir estando ahí y mantenerse unidos porque la convivencia entre ambos les provee de gozo personal, bienestar y felicidad.
Ya no se queda uno en la pareja porque se necesite estabilidad, si a cambio de ello hay que pagar con la infelicidad propia, con la perdida de libertad, con la renuncia a la propia esencia, con la defensa de unas apariencias cara a la galería que encubren la muerte en vida de la persona cuando la puerta del hogar se cierra.
Hoy en día hombres y mujeres están subiendo el peldaño de este nuevo nivel de autenticidad y consciencia en las relaciones consigo mismo y con la pareja, aunque las memorias celulares de la programación familiar arcaica-heredada sigan dando coletazos y obligando desde el inconsciente más profundo a recrear “un matrimonio” antiguo.
Este conflicto que vives entre lo nuevo, lo que tu esencia te pide, y la información archivada en tus memorias celulares, emocionales, mentales, hábitos y creencias antiguas es lo que mantiene a miembros infelices sufriendo en una relación de pareja tóxica, dañina, exenta de amor, respeto, confianza, alegría, y solidaridad.
HOY la piedra angular sobre la que sustentar el matrimonio, la pareja, la familia es el AMOR.
Esto es lo único que mantendrá la permanencia de la pareja.
Si es cierto que el respeto mutuo, la complicidad sexual y la estabilidad económica son importantes, HOY se han quedado muy por detrás de lo principal.
El amor y la felicidad
Asique ahora el matrimonio es muy vulnerable, porque cada miembro sabe que se merece lo mejor.
Ahora el matrimonio ha perdido peso frente al derecho de la persona a SER FELIZ.
Este es el VALOR número uno en la pareja.
AMAR Y SER FELIZ. Cualquier otro valor que sigas anteponiendo quebrará tu relación.
Y acabaré este post diciéndote que, si estas esperando a que la presencia del otro exclusivamente y por él/ella misma te permita sentir ese amor, esa felicidad…
estas aplicando valores caducados que rasgarán la relación inevitablemente.